22 ago 2013

Reseña: Al otro lado del cielo gris, Iolanthe Eksi

Título: Al otro lado del cielo gris (+16)
Autora: Iolanthe Eksi.
Año de publicación: 2013
Editado por Ediciones Sedna

Sinopsis:
En unos meses la vida de Bierley Tarter ha pasado de ser maravillosa a ser una mierda. Tras aquel suceso, las burlas, acusaciones, insultos y el bullying no pararon de llover sobre su cabeza.
Está sola, porque hasta su mejor amiga parece haberla dejado de lado, o al menos eso pensaba cuando la llamó en un último intento desesperado y se equivocó de número. Al otro lado del teléfono sonó la desconocida voz de un chico.
¿Quién se esconde realmente detrás de aquel misterioso joven? ¿Y por qué intenta ayudarla?

«Yo estoy terminando el libro este :D —digo yo»
«¿Qué tal? —me responde Nea»
«Pues está bueno, le añadiré el "bastante" o no dependiendo del final»

No encuentro otra manera de comenzar esta reseña si no es hablando de esa pequeña conversación por Facebook que tuvimos Nea [Poulain] y yo hace un par de días. Dicen que el final de una historia es tan importante, si no es que más, como el resto y el principio. Y, si lo analizamos detenidamente, es que el final de la historia representa la muerte de los personajes; no necesariamente morirán, pero sí morirá la historia que el autor nos quiso contar y no hay nada más odioso que una muerte mala. Todos queremos una muerte buena y por eso queremos que el final de las historias que leemos sean buenos también. Y no malinterpreten esto: hay una diferencia entre un final bueno y un final que no te guste, en el primero sientes que la historia no se traciona a sí misma terminando así y en el segundo simplemente no te gustó cómo terminó la historia, pero eso no quiere decir que no haya sido bueno. En esos casos, necesitamos un poco más de análisis para saberlo.

En «Al otro lado del cielo gris» nos encontramos una historia actual, de ayer, de hoy, lamentablemente de mañana. Nos encontramos con una historia de bullying («acoso escolar») y de su víctima y victimarios, cuyos papeles nunca son estáticos sino que son mutables como todo en la vida. Y su final no viene más que a reafirmar una teoría que habré comentado hace bastante tiempo en mi Twitter: todos sufrimos de bullying de alguna manera u otra, desde los acosados directamente hasta los acosados indirectamente. Y parecerá cliché, pero en muchos casos el acosado termina convirtiéndose en el acosador. Y una de esas variables fue el final de esta historia, no diré cuál para no dañárselas, pero al menos de esa manera lo he visto yo.

—Oye, ¿y por qué te preocupas tanto? —se preguntó Bierley tanto a sí misma como a él mientras observaba el reflejo de su rostro en el mar—. Solo soy una desconocida que vive en la otra punta del mundo.
Chris tardó un poco en contestar.
—No hace falta ver a una persona para conocerla realmente, a menudo, a las personas que menos llegamos a conocer son aquellas que están a nuestro alrededor porque las vemos todos los días y tememos que puedan traicionarnos. Que conozcan tanto de nosotros que puedan dañarnos realmente. Sin embargo, alguien que está en la otra punta del mundo no puede hacerlo. Ni tampoco te juzga por cómo eres en la superficie —explicó, con calma—. Además, sé casi todo de ti. Eso, y porque eres australiana.

¿Que es un final muy humano, por al forma en la que se comporta cierto personaje? Sí, lo es; pero eso no le quita que no haya sido nada noble y que no me haya agradado del todo (aquí entra lo que explicaba anteriormente; el final es bueno pero no me agradó del todo). Sin embargo, esta historia es una muy buena historia («bastante buena»). Eksi nos lleva por la historia de Bierley, una chica australiana que desde que pasó eso (algo que descubriremos a medida que leemos) sufre de acoso en la escuela; su historia comienza cuando, desesperada, intenta que la única amiga que todavía tenía se volviese a comunicar con ella y, sin querer, marca un número mal y termina comunicándose con un tal Chris que, sin saberlo, terminará ayudándola. He de decirle a la autora que, llegado un momento (alrededor de la segunda o tercera llamada, creo) supe qué pasaba con él; pero no sé si es que en verdad es algo predecible o yo hago conexiones muy fácilmente. Sin embargo, no es nada del otro mundo.

Chris entonces servirá como una balsa entre la cerrada Bierley y el mundo exterior, será él el responsable, en gran medida, de que Bierley tome las decisiones que la saquen del bache.

—Tengo frío, ¿sabes?
—¿Y? —preguntó Jason con total normalidad—. Yo también.
—Pues que deberías pasarme tu chaqueta.
—¿Por qué?
—Bueno... ¡Es lo que hacen los caballeros
—Creo que vas bien abrigada.
Se supone que eres mi... ¿novio?
—Te quiero, pero no quiero morir congelado.
—¡Qué egoísta!
—¡Tú también!

Una historia narrada con fluidez y con buen ritmo que te mantiene pegado a ella (cuando comencé a leerla me obligué a mí mismo a abandonarla a la una de la madrugada faltándome cien páginas) y, a pesar de que hacia el final sentí que se desinfla un poco («¿Por qué me parece que falta tanto para terminarla si mi percepción me dice que ya debería estar a pocas paginas de terminar?»), la historia continúa su curso y te demuestra que había un misterio más para mostrarte.

Sé que por una nimiedad no debería traer esto a colación, pero vi un mísero dedazo y no recuerdo dónde; mis excusas porque siempre es bueno que te digan esas cosas para corregir el texto y que quede lo mejor posible.

Una historia recomendable para todo aquel que disfrute de leer y del que no también. Pueden descargarla totalmente gratis en el enlace que he proporcionado al principio de la reseña.

Sobre el autor

Iolanthe Eksi es el seudónimo que nos llevará a otro seudónimo; una trama enrevesada que protege la identidad real de quien ha escrito esta obra y, cuyo blog más activo, parece ser Las brujas nacen ardiendo. Allí, su perfil contiene lo siguiente: «¿Quieres saber quién soy? Siento desilusionarte, porque nunca conocerás realmente a una persona. Échate un vistazo, ¿eres realmente cómo quieres ser? ¿Dices absolutamente todo lo que piensas? ¿Hasta tus más sombríos pensamientos? Bien, pues a mí me sucede igual. Aunque yo te doy una oportunidad, te doy la oportunidad de conocer un pequeño trozo de mi ser a través de las palabras que escribo. Ahí es donde residen mis pensamientos. Solo hay que ver en las líneas adecuadas».

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