19 oct 2014

Viajes que inspiran


Su servidora redacta la presente entrada desde una ubicación distinta a la habitual. Eso es debido a haber salido de viaje, cosa que procuro que suceda, al menos, una vez al año, sobre todo para salir de la rutina. El comentario viene a colación debido a que, sin duda, han sabido de novelas que no habrían existido sin un viaje de por medio.


Es bien conocida la anécdota de J. K. Rowling, autora de Harry Potter, en la cual se cuenta que el popular personaje se le ocurrió en un viaje en tren que hacía de Manchester a Londres. Quizá a algunos les parezca extraño que las primeras ideas sobre el famoso mago y su mundo se diera mientras su creadora soportaba una larga jornada en tren, pero así pueden ser las más repentinas inspiraciones.

Por otro lado, ¿quién no ha escuchado de autores que han escrito varias de sus novelas en el extranjero? Es bien sabido que Julio Cortázar escribió su famosa Rayuela en París, y que de hecho usó aquel sitio como escenario, sin importar su nacionalidad argentina. Eso no demerita la obra de Cortázar, sino que es un ejemplo de que la creatividad, si se sabe aprovechar, echa raíces en donde sea.

Como los ejemplos anteriores, hay muchos. ¿Qué es lo que nos dejan? Que incluso la travesía más insignificante puede ser el detonante para convertirse en una de las mejores historias jamás contadas.

¿Has tenido experiencias interesantes cuando sales de vacaciones? ¿Hubo un viaje escolar que te dejó algo más que el entregar un trabajo a un profesor? ¿Por cuestiones laborales tuviste que cambiar de residencia a un sitio que no conocías en absoluto? Aunque suenen clichés, esas y otras preguntas similares seguramente pueden ser lo que un escritor necesita para empezar una historia que, en realidad, no necesita ser de un corte tan épico como La Ilíada o Juego de Tronos.

Que a nadie le quepa la mejor duda, puedes crear algo realmente precioso con la travesía más simple.

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