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18 abr 2014

Reseña: «El lenguaje perdido de las grúas», de David Leavitt

Título: El lenguaje perdido de las grúas
Autor: David Leavitt.
Año de publicación: 1986.
Sinopsis: Rose y Owen Benjamin llevan una vida tranquila y sin sobresaltos en el vertiginoso Nueva York de nuestros días. Para ambos, su matrimonio y su apartamento familiar en medio de la ciudad constituyen un remanso de paz, un refugio. Pero Rose, correctora de una editorial, oculta el anhelo de una pasión que ha estado ausente de su vida, y Owen, que en su juventud pareciera destinado a una vida más brillante, se ha recluido en un monótono aunque respetable trabajo en una escuela privada, y esconde también una obsesión inconfesable. Pero será su único hijo, Philip, quien hará estallar este apacible mundo de civilizados secretos, cuando decida airear públicamente su homosexualidad y enfrentar a sus padres con la realidad.
Dentro de «El lenguaje perdido de las grúas», sobre todo, seguimos los caminos de descubrimientos y de autodefinición de los personajes. Personalmente, veo este libro no sobre una situación específica, sobre algo que pasó o dejó de pasar; sino como el camino de la vida misma, el camino de sus personajes. Es una de las justificaciones para su final, que a muchos se les podrá antojar abierto y hasta desabrido. Pero nos adelantamos a los hechos: Philip es hijo de Rose y Owen, una pareja que han tenido una vida relativamente apacible, no tienen deudas y han vivido en el mismo apartamento desde que Philip era un niño. Y, de pronto, parece que las cosas se sacuden para quitarles esa tranquilidad: deben tomar la decisión si comprar su apartamento o mudarse, Philip les dice que es homosexual y, esta confesión, hará que su padre se tambalee también entre los secretos que ha estado ocultando durante toda su vida.
Un libro que retrata con mucha soltura y bastante fielmente, las relaciones humanas y los traumas causados por ser homosexual, tanto en la persona o en la familia. Así, pues, la vida de los personajes está marcada por un lenguaje que no saben que está allí, tal vez, o que no conocen del todo; cada uno de nosotros nos enfrentamos a lenguajes perdidos: el de las relaciones con nuestra familia, el de las relaciones con nuestros amigos, nuestros enamorados...; y, sobre todo, debemos constantemente perder y encontrar esos lenguajes para poder continuar en la sociedad. Owen, que es el encargado de las admisiones en el Colegio donde trabaja, tiene un secreto que el lector puede oler a kilómetros.
A menudo Owen se preguntaba lo que pensarían esos padres si supieran la verdad acerca de él. En Cuanto sus hijos eran admitidos, cambiaban de actitud de modo imperceptible. Les volvía su suficiencia primitiva y lo trataban con la misma soltura protectora que prodigaban al resto del profesorado; en cuanto conseguían de él lo que necesitaban, ya no tenían por qué rebajarse ante ese judío de clase media. Muchas veces, sentado en su despacho frente a un niño asustado, reflexionaba sobre el contenido sexual implícito en la entrevista, una especie de punto intermedio entre seducción y violación. El candidato se veía forzado a presentarse del modo más atractivo posible al entrevistados, cuya misión era asustarlo y dominarlo. En el caso de que los padres descubrieran su secreto, exigirían su despido (...). Todo ello constituía una ironía por partida doble porque Owen no sólo no experimentaba la más mínima atracción por los niños sino que, además,s entía un poco de lástima por los hombres con aspecto infantil.
Así, pues, Owen y Rose, más que todo, parecen seguir juntos más por costumbre que por cualquier otra cosa. Por inercia y, tal vez, porque es lo debido. Rose, uno de los personajes más irónicos, es una correctora de estilo experta en encontrar, oler y corregir las fallas de originales a páginas de distancia; trabaja de forma constante para la editorial en la que está contratada, y a lo largo de todos sus años ha corregido un montón de originales, sin ningún tipo de error por su parte. Y, sin embargo, esa agudeza para descubrir los errores no le permite ver a su marido; o tal vez es simplemente el hecho de no querer ver. Porque, cuando se topa con la primera cosa extraña, su mente resuelve el caso con una perfección magistral.
Una novela que busca comprender y hacerte comprender a sus personajes, perdidos en el Nueva York de mediados del siglo pasado. Entre la comunidad homosexual marcada por la sombra del VIH/SIDA, y entre personajes que, de alguna u otra forma, han sido marginados por una cuestión sobre la que ellos no tienen control. Ya sea por ser homosexuales o negros. Y, sobre todo, entre personajes que van intentando comprender sus lenguajes perdidos...
—Quizás, quizás ocurra eso con algunas cosas. Pero ¿por qué tendría que ser esto un secreto? Imagínate que tuvieras que ocultar tu heterosexualidad, que no pudieras contarle a nadie que te enamoraste de él, que no pudieras vivir con él e invitar a tus padres a cenar. Sería muy duro. Y no sería ético.
Rose se dio la vuelta.
—No es lo mismo.
—¿Por qué no?
(...)
—En mi época la gente se preocupaba por algo más que por la autosatisfacción. Había cosas más importantes. Prescindías de cosas en beneficio de los demás. Tenías una familia. ...
—Pero mamá, ser homosexual no significa satisfacer una urgencia. Es algo mucho más básico. —Dejó caer sus brazos a los lados y miró hacia el techo. ¿Qué querías que hiciera? ¿Que me casara con una mujer por la que no sintiera ningún tipo de atracción sexual? ¿Y que no me hiciera sentir nada sexual mente, excepto la ansiedad por no sentir nada? Adelante, dilo. (...)

Sobre el autor

Licenciado por la Universidad de Yale. Autor de numerosas novelas y cuentos caracterizados por su temática homosexual. Autor de gran éxito, en España su obra narrativa está publicada por entero por la editorial Anagrama. Su novela Junto al pianista (título original: The Page Turner) fue adaptada al cine por el director catalán Ventura Pons con el título Food of Love (Manjar de amor).
En 1994, Leavitt se enfrentó a una acusación de plagio a causa de su novela Mientras Inglaterra duerme. La presentó Stephen Spender, quien acusó a Leavitt de copiar su propia autobiografía: Un mundo dentro del mundo, editada en España por Muchnik Editores. La obra, efectivamente muy similar a la propia vida de Spender, narraba la historia de un escritor británico que, en los años 30, tiene una relación homosexual con un obrero comunista y termina alistándose en las Brigadas Internacionales y luchando en la Guerra Civil española. Leavitt acabó admitiendo que el libro de Spender, en efecto, le había servido de inspiración. Actualmente Leavitt es profesor en la Universidad de Florida, donde imparte un taller literario. (Tomado de Wikipedia).

1 comentario:

  1. hola yo tambien soy de venezuela me podras decir si puedo conseguir este libro aca

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