Título: N.P.
Autor: Banana Yoshimoto.
Año de publicación: 1994.
Sinopsis: Kazami, una joven estudiosa de literatura, investiga el misterio que rodea al libro de cuentos, titulado N.P., de un escritor japonés, Sarao Takase, que escribía en inglés, vivió gran parte de su vida en Estados Unidos y se suicidó a los cuarenta y ocho años, dejando dos hijos, Saki y Otohiko. Poco a poco el lector va sintiendo la fascinación letal que ejerce la obra de Takase sobre quienes se acercan a estudiar N.P., en especial sobre sus traductores al japonés, uno de los cuales, Shoji, novio de Kazami, se quitó la vida después de traducir el relato número noventa y ocho. En cuanto a Kazami conoce en una fiesta a los hijos del escritor, detecta inmediatamente una estela de locura en los ojos de esos hermanos tiernamente incestuosos. Otohiko advierte a Kazami de que otra joven, una auténtica «maniaca», obsesionada por el mismo libro, se cruzará, antes o después, en su camino. Así es como Kazamise ve envuelta en un inextricable laberinto del que nacerá un amor salvaje, desenfrenado.
De este libro aprendí dos cosas: yo a los japoneses no los entiendo y es probable que no los entienda nunca. Disfruto sus historias, pero hay algo que siempre me cuesta cuanto se trata de leerlas. Su cultura es tan diferente que no me identifico rápido con los personajes, las situaciones o los diálogos. Además, con la imposibilidad de leerlo en japonés, siempre hay unos traductores mejores que otros y algunos libros que tienen demasiadas partes lost in translation (además de que muchos de estos se traducen de la traducción en inglés, así que es como si estuviéramos jugando al teléfono descompuesto).
Alguien me dijo hace muy poco que no nos podemos identificar tan fácil con historias extranjeras porque la cultura es muy diferente y situaciones que aquí son normales allá son extremadamente rara. Debido al ambiente social en el que hemos crecido, hay cosas que no entendemos y situaciones que no son extrañas. Este libro es la viva prueba de que eso ocurre. Por eso el éxito varía de país a país. El libro es bueno, raro, pero bueno, narrado increíblemente, y sin embargo, yo no pude dejar de alzar una ceja todo el rato que lo estuve leyendo. Veamos por qué.
Hay una constante en todos los libros japoneses que no son de terror que he leído (gran parte de Murakami, lo reconozco, pues es el más comercial): la manera de hablar del suicidio. Mientras que en otros lugares el suicido es un tabú que no se toca ni siquiera en la literatura y si se toca es con una sensiblidad extrema. Los japoneses, en cambio, lo abordan de una manera total, completa y absolutamente distinta y no es de extrañar cuando buscas las estadísticas: tienen la tasa de suicidios más alta en el mundo. En este libro, el suicidio es algo recurrente: dos personajes se suicidan y otros lo consideran como una opción una y otra vez de manera que muchas personas en otras partes del mundo no lo harían. Y no es el único tabú que Banana Yoshimoto aborda en estas páginas: desde personajes lesbianas (o bisexuales, probablemente), suicidio, incesto y un largo etcétera.
La narración está muy cuidada, aunque reconozco que me dio la sensación de que había muchas cosas que se perdían por la traducción o que no se apreciaban de la misma manera. Pero bueno, inconvenientes de las traducciones. El libro es muy corto y la verdad es que se lee muy rápido. Sobre los personajes, debo decir que quizá me parecen un poco lejanos, pero creo que es más porque no entiendo mucho de la cultura japonesa que porque no estén bien construidos.
Como conclusión, he de decir que sí, recomiendo el libro.
Sobre la autora
Banana Yoshimoto (Tokio, 1964) estudió literatura en la Universidad de Nihon. Con Kitchen, su primera novela, ganó el Newcomer Writers Prize en 1987, cuando todavía era una estudiante universitaria, y un año después se le concedía por la misma obra el premio Izumi Kyoka. Entre otros galardones, ha recibido en Italia el prestigioso Premio Scanno. Yoshimoto es autora de una dilatada y exquisita obra, compuesta de novelas como N.P., Amrita y Tsugumi, y de los libros de relatos Sueño profundoy Recuerdos de un callejón sin salida. Desde 1991, año en que Tusquets Editores publicó Kitchen, Yoshimoto se ha convertido, junto con Haruki Murakami, en una de las voces más prestigiosas de la literatura japonesa actual. El lago, finalista del Man Asian Literary Prize 2011, es una de sus obras más emotivas y misteriosas.
¡Hola!
ResponderEliminarLa primera vez por este blog y me quedo por aquí...
Esta es una autora que he querido leer pero que cada que empiezo uno de sus libros tengo que dejarlo de lado por una u otra cosa...
Concuerdo algo contigo respecto a los personajes japoneses; algo tienen de distantes e indescifrables.
¡Saludos!
Gracias por dar a conocer a esta autora, espero encontrar sus libros por aquí.
ResponderEliminarSaludos.
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía el libro, y a pesar de que su trama no me llama la atención, no puedo negar que despertó mi curiosidad. Me gustaría saber un poco más de la cultura japonesa, y a través de un libro me parece mucho mejor. Gracias por la reseña.
Por cierto, no conocía tu blog pero ya mismo te sigo. ¿Te pasas por el mío? Saludos.
¡Hola!
ResponderEliminarque buena reseña, me llama bastante así que me lo apunto.
No conocía tu blog así que me quedo por aquí siguiéndote.
Un abrazo
¡Hola!
ResponderEliminarSoy nueva por tu blog <3
No conocía de nada este libro, me gusta =)
Besos
Es cierto que cuesta entender la cultura japonesa. Uno de mis autores favoritos es Kawabata, que también terminó suicidándose.
ResponderEliminarBesos :D
Magnifica reflexión, me encanta como escribes. A veces mes pasa que me interesa mas una buena reflexión de un libro que el propio libro, este es el caso. Me parece un tema muy interesante el que aparece en tu reflexión, sobre las diferentes culturas, yo por contra de lo que cabria pensar, lo considero mas un reto, una oportunidad de adentrarnos en el misterio, en la red que une a la sociedad humana, me paso algo parecido cuando leo a clásicos, cuando de repente mi estrato temporal hacer fricción con el del autor.
ResponderEliminarcomo digo un placer,
fernando, el del curso del ivap
muchas gracias por compartir tu sabiduría.
Fernando Amorós