Título: Mi nombre es Malarrosa
Autor: Hernán Rivera Letelier
Año
de publicación: 2008
Sinopsis: Debió llamarse Malvarrosa, en honor a su madre y abuela materna, pero su padre estaba tan borracho cuando fue a inscribirla al Registro Civil, que apenas podía farfullar palabra alguna. Quedó por Malarrosa. La niña que estaba predestina a ser como cualquier otra niña, acabó convertida en un ser arisco y taciturno, enfundada en ropa de varón y con un extraño don para maquillar muertos. Sobreviviente de la matanza de obreros de San Gregorio, es testigo de la agonía de Yungay, un pueblo construido junto a la línea férrea del Longino, al mismo tiempo que convive con un padre jugador de póquer y las putas de El Poncho Roto.
En esta novela vemos el acostumbrado paisaje pampino de Rivera Letelier, dónde el desierto y los burdeles son viejos conocidos. Aquí tenemos la historia de Malarrosa, una niña de trece años que recorre la pampa vestida de hombre, junto a su padre, que va de cantina en cantina jugando una manito de póquer que casi siempre pierde, y Oliverio Trévol, el «peleador corazón de abuelita».
Malita, como le dice su padre, afronta con entereza adulta un mundo que desaparece ante sus ojos. Las oficinas salitreras van cerrando una a una, miles de obreros se quedan sin trabajo, los pueblos construidos en las estaciones del ferrocarril viven una lenta agonía de calles vacías que antaño rebosaban de gente alegre. Yungay, un pueblo que en su época de esplendor llegó a albergar diecisiete prostíbulos, se debe contentar con dos casas de caramba y zamba: El Loro Verde y El Poncho Roto.
Pero vamos por partes. La historia comienza cuando Malarrosa tiene diez años y su madre muere estando su padre fuera, ella debe encargarse de todos los pormenores del entierro y demás menesteres, sin derramar una sola lágrima. Su padre vuelve a casa cuando doña Malva Martina llevaba tres días bajo tierra, desde entonces Mala, o Malita, viaja por la pampa de cantina en cantina, de burdel en burdel, recorriendo el cantón de Aguas Blancas, mientras su padre pierde en el póquer lo poco que tienen.
El drama real comienza cuando una noche de juego es matado Amable Marcelino y la atención del pueblo se centra a arrebatarle al tahúr muerto su amuleto. En medio de éso, llega un nuevo marica a El Poncho Roto, Morgano, y Oliverio Trévol, el mejor amigo de Saladino Robles, padre de Malarrosa, comienza una curiosa relación con él.
Algunas personas consideran que la escritura de Rivera Letelier es vulgar, yo pienso que es simplemente chilena. Usa modismos y garabatos muy nuestros, muy de pueblo, escribe como hablan los obreros, como habla el común de la gente. A la vez que usa palabras terriblemente rebuscadas, que no están ni en la RAE. Mezcla el humor con situaciones tremendamente complejas, tristes, trágicas, que podían suceder ahí, en medio de la nada.
Sobre el autor
Hernán
Rivera Letelier nació en Talca, en 1950, fue obrero del salitre y ha
vivido literalmente de todo.
Comenzó
a escribir por hambre. Vivía bajo un puente con un amigo y sus
únicas pertenencias eran una radio conseguida por medios poco
honestos y un cuaderno, en esa misma radio oyó de un concurso
literario cuyo primer premio era una cena para dos personas en el
hotel más lujoso de la ciudad. Con las tripas aullando por comida,
empezó a escribir en su cuaderno, pero, luego de enviar el poema,
olvido el título. Oía la radio, cuando dijeron el título ganador y
reconoció su obra, entonces fue al hotel a recibir su premio, le
vieron tan menesteroso, que no le
dejaron entrar, aunque más tarde cobró la cena junto a su amigo.
Ganó el premio cuatro veces seguidas antes de que le dieran trabajo
como jurado del concurso.
En
su primera novela, La
Reina Isabel cantaba rancheras,
se demoró cinco años, desde entonces no ha parado y sus obras han
sido traducidas a más de cinco idiomas. En 2001 fue nombrado
Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de
Cultura francés.
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