Me refiero al lugar propicio que cada escritor debería tener al momento de tomar lápiz y papel. No hablo de un estudio lleno de grandes estanterías, con luz tenue y todo eso. El hábitat literario, nuestro hábitat literario, es algo que debemos buscar; ¿qué lugar nos inspira más?, ¿dónde nos sentimos a gusto para escribir?
No tiene por qué ser un lugar necesariamente calmado, sólo un sitio agradable para nosotros. Dependiendo de nuestros gusto y aficiones, un café tranquilo y apacible puede calzar con la personalidad de muchos, en cambio, otros quizá escogerían el patio de comidas de un mall. Aunque se dice que el hábitat natural de los escritores son los cafés, ¿qué tan cierto será?
Otra opción son los lugares al aire libre, aquí los parques y plazas se presentan como una buena alternativa, igual las playas y un sinfín de lugares. Una cosa más a considerar es el horario, día o noche, mañana o tarde; una persona más bohemia y trasnochadora preferiría, probablemente, escribir entrada la noche, durante la madrugada.
Para quienes necesitan el silencio para concentrarse, las bibliotecas son una buena elección. O alguien puede preferir, lisa y llanamente, su habitación, un lugar conocido dónde existe un orden propio. Otra persona puede gustar de escribir en la cocina, con los olores de distintas recetas mezclándose en el aire.
Hay tantos lugares y tantas personalidades, que tenemos para regodearnos al tiempo de escoger nuestro lugar inspirador.
¿Mi hábitat literario? Pues depende de mi estado de animo. A veces, cuando quiero estar tranquila, voy al Café Literario® cerca de mi casa, otra veces prefiero el oír de cerca el barullo de la gente y la vida urbana, entonces hay un local de comida rápida justo al lado del café. Eso durante el día. En la noche me gusta ponerme los audífonos al volumen máximo y, a oscuras con linterna en mano, lanzarme a escribir. ¿Y el de ustedes?, ¿cuál es su hábitat literario?
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