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10 oct 2014

Reseña: «El Retorno del Rey», de J. R. R. Tolkien. [El Señor de los Anillos 3]

Título: El Señor de los Anillos III. El Retorno del Rey (en el idioma original, The Lord of the Rings III. The Return of the King)
Autor: J. R. R. Tolkien.
Año de publicación: 1966.

Sinopsis: Los ejércitos del Señor Oscuro van extendiendo cada vez más su maléfica sombra por la Tierra Media. Hombres, elfos y enanos unen sus fuerzas para presentar batalla a Sauron y a sus huestes. Ajenos a estos preparativos, Frodo y Sam siguen adentrándose en el país de Mordor en su heroico viaje para destruir el Anillo de Poder en las Grietas del Destino.




Toda gran guerra, ya sea física o intelectual, llega a su final en las batallas épicas que algunos disfrutan enormemente leyendo. El Señor de los Anillos no es la excepción.

Cuando Las Dos Torres concluyó, el grupo conocido como La Comunidad del Anillo estaba completamente separado. Y no solo eso: las negras nubes de la guerra y la traición se vislumbraban en el horizonte, listas para descargar su ira sobre cualquiera en su camino, sin importar su edad o su raza. La Tierra Media parecía destinada a la completa sumisión por parte de las fuerzas del Mal, pero no contaban con que las razas se han unido por el bien común y que Frodo Bolsón, el hobbit, poco a poco se acerca a dar fin al artefacto maligno por excelencia: el Anillo Único, aquel que el Señor Oscuro necesita para finalmente someter a todo ser viviente.

Las guerras tienen varios lados que merecen, por lo menos, un pequeño vistazo, sobre todo en obras como El Señor de los Anillos, en las cuales hay varios ojos mostrándonos la Tierra Media y sus conflictos. Humanos, enanos, elfos, hobbits y demás razas saben que el tiempo apremia y que entre más pronto organicen sus fuerzas, mejor podrán poner su grano de arena en la destrucción de Sauron, además de dar con ello algo de valor a Frodo, el pequeño hobbit que, asumiendo grandes riesgos, se ha adentrado al territorio enemigo con el único fin de destruir el Anillo Único, el cual, en manos de su dueño, está destinado a traer la oscuridad.

Siendo una historia, como ya se dijo, con diferentes ángulos conocidos, también se resuelven distintos destinos según avanza la trama. La mayor parte de los personajes conocidos a lo largo de las tres entregas tienen un final definitivo, ya sea bueno o malo y dependiendo mucho de los actos que dicho personaje haya protagonizado. Me gustaría decir que todo termina bien para los buenos y que todos los malos tuvieron el destino que merecían, pero en algunos casos, no es completamente cierto. El lector tiene la última palabra en esto, como siempre.

—¡Mi amo! —gritó Sam, y cayó de rodillas. En medio de todo aquel mundo en ruinas, por el momento sólo sentía júbilo, un gran júbilo. El fardo ya no existía. El amo se había salvado y era otra vez Frodo, el Frodo de siempre, y estaba libre. De pronto Sam reparó en la mano mutilada y sangrante.

—¡Oh, esa mano de usted! —exclamó —Y no tengo nada con que aliviarla o vendarla. Con gusto le habría cedido a cambio una de las mías. Pero ahora se ha ido, se ha ido para siempre.

—Sí —dijo Frodo —Pero ¿recuerdas las palabras de Gandalf? Hasta Gollum puede tener aún algo que hacer. Si no hubiera sido por él, Sam, yo no habría podido destruir el Anillo. Y el amargo viaje habría sido en vano, justo al fin. ¡Entonces, perdonémoslo! Pues la Misión ha sido cumplida, y todo ha terminado. Me hace feliz que estés aquí conmigo. Aquí al final de todas las cosas, Sam.

Sobre el autor



J. R. R. Tolkien nació en 1892 en Boemfontein, Sudáfrica. Después de servir en la Primera Guerra Mundial, inició una distinguida carrera académica y fue profesor de Anglosajón y de Lengua y Literatura en la Universidad de Oxford. Es mundialmente conocido como el autor de El Hobbit, la trilogía El Señor de los Anillos y El Silmarillion. Falleció en 1973.

(Tomado de la contraportada de las ediciones "booket" de El Señor de los Anillos, de Editorial Planeta).

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