¿Qué haces cuando te pones a escribir sin parar, pero llegando a cierta parte ya no surgen las palabras? ¿Qué deberías intentar cuando lees una novela que, inexplicablemente, se ha puesto aburrida? ¿No tienes idea de cómo proceder cuando por fin tienes dinero para pasar a tu librería favorita y no hallas nada de tu agrado?
Simple: aléjate de las letras.
´¡Alto, no me amenaces con el puño! Antes, presta atención un momento.
No me refiero a un alejamiento permanente, ¡faltaba más! Si leer y escribir son pasatiempos que disfrutas, es lógico que el pequeño "malestar" descrito antes sea pasajero. Lo que estoy sugiriendo es algo así como tomarse vacaciones.
No sé si sea la única, pero hay ocasiones en que su servidora acaba harta de intentar escribir y que X escena no salga. O que su lectura en turno haya llegado a un punto en que no sabe si seguir o botar el libro lejos. Y ni qué decir de las "novedades" que salen a la venta últimamente, no quiero ni tocar semejantes libros (aunque habrá a quienes les guste y hay que respetar a esas personas).
En ocasiones como esas, agradezco tener una vida ordinaria. Ya sabes, un empleo, una casa donde debo echar una mano, amigos con los cuales salir... Eso, aunque no lo creas, nutre la mente, da ideas, te permite concentrarte en más que la escena que no puedes escribir, o en el pedazo frustrante de novela que te niegas a seguir leyendo.
Sí, a veces la idea adecuada para ese escrito que no se deja acabar surge cuando divagas en las largas jornadas laborales, harta de todo y de todos a tu alrededor. En otros casos, al pasear por las calles, lo más simple puede conseguir que eches de menos tus lecturas.
Quizá todo lo anterior parezca salido de mi lado más demente, pero lo siento como verdad absoluta. En serio, pruébalo un día, quizá te lleves una agradable sorpresa.
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